viernes, 11 de marzo de 2011

Para Carlos.

Charles caminaba por la calle un poco preocupado, era tarde y no se encontraba en el sitio más seguro de la ciudad, su preocupación era evidente, como si lo hubieran percibido dos sujetos.Lo empezaron a perseguir, se dio cuenta, pero ya era demasiado tarde.Por su vestimenta y actitud dedujo rápidamente que se trataba de ladrones.Intentaron distraerlo con un cuento viejo “acompáñenos allí que solo queremos preguntarle algo”. Supo que era para atracarlo, lo que ellos no sabían es que Charles iba armado, y era un buen tirador con muchas ideas retorcidas en la cabeza. Les siguió el juego y los acompaño al callejón, ellos debieron haber pensado, este es muy inocente, como cae tan fácil.Al llegar al lugar rió de forma siniestra y les dijo “creyeron que no sabía para que me traían aquí”, de inmediato desenfundó su revolver Colt Magnum 44, y de un tiro le destrozó la rodilla a uno de ellos.Se veían los fragmentos de hueso colgando, la sangre salía casi como un grifo abierto, su pie le quedó colgando de un pedacito, al otro´, le apuntó a la cabeza y le dijo: ésto os pasa por meterse con la persona equivocada.De un cachazo le propinó una gran herida en la cabeza, le fracturó el cráneo y salía bastante sangre, casi lo deja inconsciente. Pero lo mejor estaba por empezar, los dos se quejaban y suplicaban por su vida, pero Charles estaba decidido a terminar su tarea. Al de la rodilla destrozada prosiguió acabando con cada una de sus extremidades, los disparos eran muy fuertes, lo dejaban temporalmente sordo, las extremidades de aquel ladrón quedaron destrozadas, solo se veían pedazos de hueso, carne y mucha sangre. Para terminar con su dolor le dio un tiro en la cabeza, quedo parcialmente destrozada, rápidamente recargo su arma, y se la vació nuevamente en su cabeza, solo quedó una masa gelatinosa de sesos, huesos y mucha sangre. El otro individuo intentó sacar un cuchillo para arremeter contra Charles pero de un tiro le voló a la mierda la mano, tomó el cuchillo del ladrón y destrozó su rostro, aún estando vivo, de un corte le abrió todo el vientre y con sus manos sacó todas las viseras y se las tiró en el rostro, finalmente, le clavó el cuchillo en el corazón. Admiró su obra, sangre, sesos, tripas, huesos, casquillos de balas por todos lados. Se fue con una gran sonrisa de sádico y se preocupo más por la hora que era que por lo que había hecho con aquellos ladrones…



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