lunes, 18 de abril de 2011

Hate.

El odio resurgía desde lo más hondo de mi ser infectando mis venas, pasando a la carne, empapando mi piel, haciendo astillas de mi huesos, abriendo una grieta oscura en mi alma iluminada y convirtiéndola en un mancha de brea que rápidamente se expandía por mi cuerpo, elevándose en el aire, avanzando por la tierra, cubriéndola por completo y acabando con todo vestigio de vida inocente, masacrándola sin piedad o infectándola del mismo odio que yo mismo abracé y que tomó el control de mi ser, ahogándome en el dolor que producía mi nuevo amigo inseparable para toda la eternidad y que cobró vida propia gracias a mí, porque el odio así me lo dictó.
Sí, cree vida en contra de vuestra voluntad, y por más plagas que me mandasteis  no pudisteis acabar con mi creación o debo decir vuestra creación. Sí,vuestra creación, porque la semilla del odio me la inoculasteis vosotros, los omnipotente, los  jueces que me juzgaron sin contemplación, sin piedad, implacables, porque veíais en mi un posible rival. Curioso ¿verdad? Yo que era infinitamente insignificante a vuestra vera, he crecido gracias a nuestro querido odio, que se me ha escapado de las manos y se escurre de las vuestras.
La tierra ha desaparecido, no habéis  podido hacer nada para evitarlo, pero lo más gracioso de este asunto es que el odio sigue expandiéndose por el universo, por todos los planetas que alcanza, poco a poco lo consume todo y ya te quedan pocos lugares donde esconderte, al final dará contigo. Creo que… deberíais ''rezar'' lo que supierais. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario